Tus fotos pueden ser las ganadoras

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Los vehículos de dos ruedas ofrecen grandes ventajas de agilidad de movimientos para su conductor, pero también tienen la particularidad de que su circulación depende del equilibrio. Tanto en moto como en bicicleta, hasta el conductor más experimentado puede perder la estabilidad por el simple roce con otro vehículo, por una irregularidad del camino o por cualquier otro imprevisto del tránsito. Una caída puede representar graves lesiones, especialmente en la cabeza, una parte muy pesada y delicada del cuerpo.

Es por ese motivo que estos conductores están considerados como uno de los usuarios más vulnerables en la movilidad y, de hecho, las estadísticas oficiales así lo confirman, ya que el 40% de los accidentes fatales del país corresponde a motociclistas.

Esa fragilidad puede disminuir sensiblemente con el correcto uso de un casco adecuado. “Correcto uso” significa que debe utilizarse en todo momento y bien abrochado, mientras que un casco “adecuado” es aquel que cumpla con las normas de seguridad, que no tenga su fecha vencida  y que le calce correctamente al conductor o el acompañante.

Existe cierta creencia que el casco no es necesario para el ciclista, en realidad no sólo es necesario, sino que además su uso es obligatorio. Un golpe por caída, aún a baja velocidad, puede causar serias lesiones en el cráneo de un ciclista.

En nuestro país sólo el 60% de los motociclistas usa el casco y si bien no existen estadísticas sobre el uso del casco por parte de los ciclistas, si se percibe que ese porcentaje es muy inferior. Es necesario que se arraigue el hábito del uso del casco ya que este no solo protege la cabeza, sino que puede marcar la gran diferencia entre la vida y la muerte.